Por Claudia Munaiz
El padre Manolo Maquieira se mueve por un compromiso personal: salvar a los jóvenes “rotos afectivamente”.
Tiene un compromiso personal: rescatar a jóvenes en riesgo, para quienes nacer entre láminas de miseria y crecer rodeados de pistolas no fue una elección, sino una imposición del destino. “Un primer grupo ya va a la universidad”, refiere este jesuita español, con ese orgullo propio de un progenitor que protege a sus cachorros.
Y es que el sacerdote Manolo Maquieira habla con humildad, como si lo que estuviese haciendo fuese poco heroico. Hace menos de un año, sus 145 alumnos acudían a un colegio del Puente Belice, zona 6, donde estaban a merced de la violencia de la Mara 18, quienes mataron a uno de los jóvenes e hirieron a otro. Había que mudarse. Así que el Padre buscó un local para arropar a sus niños.
Su prole sale adelante
El antiguo Instituto de Educación Física, zona 1 de la capital, es el nuevo hogar de la familia Maqueira. Allí, los jóvenes estudian por las mañanas o por las tardes y asisten a talleres de confección, baile o artes gráficas para “abrirse un futuro lejos de la violencia”.
Con la mano en la rodilla, ropa moderna y cara de ‘nos vamos a comer el mundo”, ocho chicas se acercan a ocho chicos. Uno de ellos da volteretas a ritmo de rap y de hip hop ante la mirada seductora de una joven. “¡Bravo!”.
Todos se ganan los aplausos de Tonibelle Che, psicóloga y maestra de jóvenes en riesgo de la zona 18.
Rony Hernández, director del proyecto, afirma que verlos así demuestra que hay esperanza y que sólo se necesita estímulo para que los menores exploten su potencialidad. Como Francisco Moreno, de 16 años, que tiene como meta ser perito contador y administrar su empresa. “Le tengo mucho cariño al padre Manolo, como si fuese el mío. Yo le recompenso con mi esfuerzo”, cuenta Francisco mientras da una voltereta perfecta.
El sacerdote Maquieira no quiere hablar de los que murieron en el camino. ¿Para qué? Los corazones de los vivos mitigan su dolor. Su prole está a salvo.
Hoja de vida
El padre que encontró un hogar.
• El sacerdote Manolo Maquieira nació en Vigo, España, hace 60 años.
• En 1996 viajó desde Galicia, España, a El Salvador. Llegó a Guatemala para dirigir un proyecto educativo para niños del Puente Belice y el barrio San Antonio, de donde era párroco.
• Ha conseguido 100 puestos de trabajo en una máquila para los jóvenes y gestiona otros 60.
• Sobre las maras, opina: “Es una guerra de pobres contra pobres que no preocupa al Estado”.
Fuente: http://www.prensalibre.com/
El padre Manolo Maquieira se mueve por un compromiso personal: salvar a los jóvenes “rotos afectivamente”.
Tiene un compromiso personal: rescatar a jóvenes en riesgo, para quienes nacer entre láminas de miseria y crecer rodeados de pistolas no fue una elección, sino una imposición del destino. “Un primer grupo ya va a la universidad”, refiere este jesuita español, con ese orgullo propio de un progenitor que protege a sus cachorros.
Y es que el sacerdote Manolo Maquieira habla con humildad, como si lo que estuviese haciendo fuese poco heroico. Hace menos de un año, sus 145 alumnos acudían a un colegio del Puente Belice, zona 6, donde estaban a merced de la violencia de la Mara 18, quienes mataron a uno de los jóvenes e hirieron a otro. Había que mudarse. Así que el Padre buscó un local para arropar a sus niños.
Su prole sale adelante
El antiguo Instituto de Educación Física, zona 1 de la capital, es el nuevo hogar de la familia Maqueira. Allí, los jóvenes estudian por las mañanas o por las tardes y asisten a talleres de confección, baile o artes gráficas para “abrirse un futuro lejos de la violencia”.
Con la mano en la rodilla, ropa moderna y cara de ‘nos vamos a comer el mundo”, ocho chicas se acercan a ocho chicos. Uno de ellos da volteretas a ritmo de rap y de hip hop ante la mirada seductora de una joven. “¡Bravo!”.
Todos se ganan los aplausos de Tonibelle Che, psicóloga y maestra de jóvenes en riesgo de la zona 18.
Rony Hernández, director del proyecto, afirma que verlos así demuestra que hay esperanza y que sólo se necesita estímulo para que los menores exploten su potencialidad. Como Francisco Moreno, de 16 años, que tiene como meta ser perito contador y administrar su empresa. “Le tengo mucho cariño al padre Manolo, como si fuese el mío. Yo le recompenso con mi esfuerzo”, cuenta Francisco mientras da una voltereta perfecta.
El sacerdote Maquieira no quiere hablar de los que murieron en el camino. ¿Para qué? Los corazones de los vivos mitigan su dolor. Su prole está a salvo.
Hoja de vida
El padre que encontró un hogar.
• El sacerdote Manolo Maquieira nació en Vigo, España, hace 60 años.
• En 1996 viajó desde Galicia, España, a El Salvador. Llegó a Guatemala para dirigir un proyecto educativo para niños del Puente Belice y el barrio San Antonio, de donde era párroco.
• Ha conseguido 100 puestos de trabajo en una máquila para los jóvenes y gestiona otros 60.
• Sobre las maras, opina: “Es una guerra de pobres contra pobres que no preocupa al Estado”.
Fuente: http://www.prensalibre.com/
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